JUNTA de ESTUDIOS HISTÓRICOS de CATAMARCA
78 Años de Vida
Una Institución de Historia con Rica Historia
Estamos transitando el septuagésimo octavo año de vida
de una organización que, nacida el 15 de
mayo de 1936, llega a nuestros días cargada de hechos significativos, de
realizaciones plenas y de caminos abiertos hacia un futuro comprometido
cabalmente con los objetivos delineados por los fundadores.
En el trigésimo
aniversario de su existencia Armando
Raúl Bazán señalaba: “El prestigio cultural de un pueblo depende en gran
medida del número y valía de sus instituciones, condición estrechamente
vinculada con la labor de sus intelectuales y el sentido de compromiso que
estos demuestren hacia lo comunidad”.
El historiador agregaba:
“Porque no es hazaña demostrar preocupación por los intereses generales cuando
se ocupa una función rentada, creada precisamente con esa finalidad, sino
cuando es menester entregar parte de nuestro tiempo a iniciativas, empresas y
trabajos que solo procuran satisfacciones de orden moral”.
Y
enfatiza el profesor emérito de la UNCa.: “Ser fieles a una tradición plasmada
antaño por ricas individualidades, que dieron prestigio a Catamarca en el
panorama de la cultura nacional! El goce
inefable que procura el cultivo de la inteligencia, la satisfacción de
comunicar a los demás el fruto de nuestra indagación y de nuestra capacidad
creadora!”
“Pero”, resalta el
miembro de la Academia Nacional de Historia, “no basta con el esfuerzo
individual”. “Es preciso que haya coincidencia de voluntades en torno de
programas comunes de labor, de objetivos precisos. Es entonces cuando
nacen y viven las instituciones”.
Y cual edificio soñado,
buscado, planificado y levantado ladrillo a la ladrillo, la Junta de Estudios
Históricos de Catamarca tiene hitos significativos.
La idea articulada por el
doctor Pedro Ignacio Acuña, primer
presidente, fue disparada por los jóvenes Alfonso
María de la Vega y Cornelio Sánchez
Oviedo, cuando constataron en 1934 en Mendoza y en 1935 en Santa Fe la
existencia de organizaciones dedicadas a canalizar los estudios históricos.
Fue la celda de Fray
Mamerto Esquiú el lugar que cobijó las reuniones en las que participaron
monseñor Pedro M. Oviedo, los
frailes Antonio de Jesús Lobo y Salvador
Narváez y el profesor José Florencio
Segura.
A no dudarlo, quienes
propiciaron “Crear un centro de cultura que tuviera por objeto el estudio de
nuestra historia, para salvar del olvido la rica tradición que había tenido
dignos cultores; publicando los documentos orientadores de nuestra historia y
la re edición de los libros agotados de nuestros historiadores”, tenían
antecedentes de peso en el medio intelectual.
El médico Acuña, reconocido estudioso, venía de
fundar un jardín botánico, verdadera escuela de práctica para los jóvenes y
germen de su trabajo sobre la especialidad.
No solo fue rector del Colegio
Nacional, sino también creador del Conservatorio
de Música, centro generador de actividades culturales desde comienzo de
siglo.
La gravitación de José Florencio Segura, desde su
dirección de la Escuela Normal de
Varones, fue central en la propulsión de las gestiones que determinaron el
surgimiento en 1943 del Instituto
Nacional del Profesorado Secundario.
Oviedo, Lobo y Narváez, representantes del clero, trajeron la rica tradición educacional e investigativa
practicada en sus ámbitos; en donde merece especial mención la formación por Salvador Narváez del Instituto Cultural Esquiú, albergue de
una de las colecciones arqueológicas más importantes del país.
A esa base humana se
integrarán figuras que cimentaron el fecundo camino de la investigación y de la
producción intelectual catamarqueña, iniciado por Samuel Lafone Quevedo, Adán
Quiroga, Julio Herrera, Antonio Larrouy, Juan Manuel y Ezequiel Pedro
Soria; y continuado por Alfonso
Carrizo, Luís Franco, Juan Oscar Ponferrada y José Horacio Monayar, entre otros.
Uno de las
incorporaciones de la segunda hora fue el presbítero Ramón Rosa Olmos, periodista e investigador que nos dejó la primera
recopilación de todo lo publicado en y sobre Catamarca; el perfil de figuras
fundamentales del clero; su Historia de
Catamarca, aparecida en 1957; la Historia
Contemporánea de Catamarca, lanzada diez años después por la Academia
Nacional de la Historia; y su entrañable pasión de bibliólogo que lo llevo a
integrar una vasta colección de libros y publicaciones que hoy constituyen la Biblioteca Municipal que lleva su
nombre.
La Junta tuvo una tercera
integración de miembros en la década del 50 del pasado siglo con los profesores
Armando Raúl Bazán, Pedro Ignacio Galarza, el periodista y lingüista Federico Emiliano País (autor de los libros de fundamentación de la
creación de la UNCa. en 1972), y el
doctor Ramón Bonaterra.
En la década del 60
fueron designados miembros de número los profesores Ángel Baltazar Segura, Gerardo
Pérez Fuentes,
Juan Alanís Ocampo
y el genealogista Gaspar Horacio Guzmán;
llegando en 1971 Federico Raúl Argerich.
Tras dejar sendas abiertas
en los caminos de la vida, la institución agregó a la pérdida de sus pilares
fundacionales la de los investigadores de la segunda y tercera hora.
Así desaparecen Pedro
Ignacio Acuña (+1938), Antonio de
Jesús Lobo (+1942), Pedro M. Oviedo
(+1954), José Florencio Segura
(+1955), Cornelio Sánchez Oviedo
(+1959), Armando Acuña (+1963), Luís Córdoba (+1967), Omar Augusto Barrionuevo (+1973), Salvador Narváez (+1982), Alfonso de la Vega (+1985), Ramón Rosa Olmos (+1986), Gaspar H. Guzmán (+1986), Juan Alanís Ocampo (+1986), Alfonso María de la Vega (+1993), Federico Emiliano País
Con la impronta de “vino nuevo en odres viejas”,
acuñada por Armando Raúl Bazán, la
Junta trae su renovación doblemente significativa: primero con la incorporación
de la mujer, y luego con variedad de investigadores.
En la década
del ochenta llegan Elsa Beatriz Ahumada
de Del Pino, (1985), Elsa Andrada de
Bosch (1987), Nilda Correa de
Garriga (1988), Gabriela de la Orden de Peracca (1997) y Mirta Azurmendi de Blanco (2002).
Se integran a continuación el desaparecido Félix Brizuela del Moral (1989),
Néstor Kriscautzky (1998),
Jean Claude Samedy (1999), y Herminio Elio Navarro (1999).
El nuevo siglo acercó a Silvio Alberto Seco (2003), Luís
Navarro Santa Ana (2005), y Marcelo
Ariel Gershani Oviedo (2007).
Hitos
significativos en la construcción del edificio de 78 años de vida
1941: en el marco de la conmemoración del
cincuentenario de la Coronación de la Virgen del Valle (1891) concreta la “Primera Exposición del Libro”, el “Salón Nacional de Arte Pictórico”, el “Salón Independiente de Pintura y
Certámenes Literarios” y la “Exposición
de Piezas Arqueológicas del Museo San Francisco” (hoy Calchaquí).
En este año aparece el “Primer Boletín de la Junta”, dirigido por el Dr. Alfonso María de la Vega, con
continuidad hasta 1959.
El correspondiente al Año V, tiene la responsabilidad
editorial del presbítero Ramón Rosa
Olmos.
La publicación reaparece con la edición del Año X (1990/1991), bajo
la conducción de la licenciada Nilda Correa de
Garriga y del doctor Félix Brizuela del
Moral. A partir del 2008, bajo la denominación de Revista de la Junta de Estudios
Históricos de Catamarca, pasó a ser regido por Luís Navarro Santa Ana, apareciendo en el año XV de su existencia
con los trabajos del período 2005/2006.
1958: El “Primer Congreso Nacional de Historia”, en el IV Centenario de la Fundación de la
ciudad de Londres, se lleva a cabo con la presencia de los más destacados investigadores
del país. Los trabajos aprobados se publicaron en 3 volúmenes y constituyen un
aporte trascendente a la historia de Catamarca.
1963: el “Ciclo
de Homenaje a Ángel Vicente Peñaloza”, en colaboración con la Junta de
Historia y Letras de La Rioja, plasmado en un libro que reúne la recopilación
bibliográfica más completa sobre el caudillo riojano.
1967: las “Jornadas
de Estudio sobre Felipe Varela”, caudillo de la Unión Americana;
generadoras de la biografía del catamarqueño de Ramón Rosa Olmos, Gaspar H.
Guzmán, Gerardo Pérez Fuentes y Armando Raúl Bazán, dada a conocer en
1975 por Plus Ultra.
1971:
El “Segundo Congreso de Historia de Catamarca”, en 1971, en la
conmemoración del sesquicentenario de la declaración de la Autonomía de
Catamarca. Participaron junto a investigadores egresados de las Universidades
de Córdoba, Tucumán y Cuyo, Carlos Segreti, Félix Luna, Orlando Lázaro, Oscar
Luís Ensink y Ramón Leoni Pinto.
1975:
En septiembre se realizó el “Congreso Nacional de Historia”, sobre
el tema “La situación de las Provincias en la Época de Rosas. Fueron
presentados 53 trabajos por un
calificado panel de investigadores y
miembros de número de la Junta.
2002:
Inicia la Junta su denodada
lucha para la incorporación en la curricula del nivel polimodal la enseñanza de las materias de historia y geografía de Catamarca,
anunciada como una realidad recién 5 años después.
2006:
En conmemoración de sus
setenta años de vida, realizó el “III
Congreso de Historia de Catamarca”,
con la publicación de los aportes
realizados por investigadores locales y nacionales.
Con algunos apuntes extraídos de la “Enciclopedia Periodística Catamarqueña - Quien es Quien en Catamarca,
desde los Orígenes al 2013”, de los libros en preparación “Catamarca en Letras de Imprenta” y “Referenciales Culturales e
Institucionales”, trate a lo largo de los cuatro aportes realizar un
reconocimiento al trascendente accionar de una institución estrechamente ligada al quehacer intelectual
de mi provincia.
A modo de final, los invito a reflexionar sobre los
conceptos del Presidente de la Junta, Armando
Raúl Bazán, cuando dice: “Ordinariamente se cree que la verdad es
patrimonio de los hombres que manejan el poder político y económico, cuyas decisiones
influyen sobre el destino de una sociedad”.
“Esto es cierto en el tiempo corto, pero en el mismo
tiempo largo la verdad la tienen los historiadores, quienes con su magisterio
científico disciernen la verdadera importancia, el beneficio o el error de las
acciones realizadas por los hombres que ejercieron el poder”.
R. Alberto Avellaneda