domingo, 22 de junio de 2014

4° Aporte Junta de Estudios Históricos de Catamarca - Una Institución de Historia con Rica Historia

JUNTA de ESTUDIOS HISTÓRICOS de CATAMARCA
78 Años de Vida
Una Institución de Historia con Rica Historia

Estamos transitando el septuagésimo octavo año de vida de una  organización que, nacida el 15 de mayo de 1936, llega a nuestros días cargada de hechos significativos, de realizaciones plenas y de caminos abiertos hacia un futuro comprometido cabalmente con los objetivos delineados por los fundadores.
         En el trigésimo aniversario de su existencia Armando Raúl Bazán señalaba: “El prestigio cultural de un pueblo depende en gran medida del número y valía de sus instituciones, condición estrechamente vinculada con la labor de sus intelectuales y el sentido de compromiso que estos demuestren hacia lo comunidad”.


         El historiador agregaba: “Porque no es hazaña demostrar preocupación por los intereses generales cuando se ocupa una función rentada, creada precisamente con esa finalidad, sino cuando es menester entregar parte de nuestro tiempo a iniciativas, empresas y trabajos que solo procuran satisfacciones de orden moral”.


         Y enfatiza el profesor emérito de la UNCa.: “Ser fieles a una tradición plasmada antaño por ricas individualidades, que dieron prestigio a Catamarca en el panorama de la cultura nacional!  El goce inefable que procura el cultivo de la inteligencia, la satisfacción de comunicar a los demás el fruto de nuestra indagación y de nuestra capacidad creadora!”


         “Pero”, resalta el miembro de la Academia Nacional de Historia, “no basta con el esfuerzo individual”. “Es preciso que haya coincidencia de voluntades en torno de programas comunes de labor, de objetivos precisos. Es entonces cuando nacen  y viven las instituciones”. 


         Y cual edificio soñado, buscado, planificado y levantado ladrillo a la ladrillo, la Junta de Estudios Históricos de Catamarca tiene hitos significativos.


         La idea articulada por el doctor Pedro Ignacio Acuña, primer presidente, fue disparada por los jóvenes Alfonso María de la Vega y Cornelio Sánchez Oviedo, cuando constataron en 1934 en Mendoza y en 1935 en Santa Fe la existencia de organizaciones dedicadas a canalizar los estudios históricos.


         Fue la celda de Fray Mamerto Esquiú el lugar que cobijó las reuniones en las que participaron monseñor Pedro M. Oviedo, los frailes  Antonio de Jesús Lobo y Salvador Narváez y el profesor José Florencio Segura.


         A no dudarlo, quienes propiciaron “Crear un centro de cultura que tuviera por objeto el estudio de nuestra historia, para salvar del olvido la rica tradición que había tenido dignos cultores; publicando los documentos orientadores de nuestra historia y la re edición de los libros agotados de nuestros historiadores”, tenían antecedentes de peso en el medio intelectual.


         El médico Acuña, reconocido estudioso, venía de fundar un jardín botánico, verdadera escuela de práctica para los jóvenes y germen de su trabajo sobre la especialidad.  No solo fue rector del Colegio Nacional, sino también creador del Conservatorio de Música, centro generador de actividades culturales desde comienzo de siglo.


         La gravitación de José Florencio Segura, desde su dirección de la Escuela Normal de Varones, fue central en la propulsión de las gestiones que determinaron el surgimiento en 1943 del Instituto Nacional del Profesorado Secundario.

           
         Oviedo, Lobo y Narváez, representantes del clero, trajeron  la rica tradición educacional e investigativa practicada en sus ámbitos; en donde merece especial mención la formación por Salvador Narváez del Instituto Cultural Esquiú, albergue de una de las colecciones arqueológicas más importantes del país.


         A esa base humana se integrarán figuras que cimentaron el fecundo camino de la investigación y de la producción intelectual catamarqueña, iniciado por Samuel Lafone Quevedo, Adán Quiroga, Julio Herrera, Antonio Larrouy, Juan Manuel y Ezequiel Pedro Soria; y continuado por Alfonso Carrizo, Luís Franco, Juan Oscar Ponferrada y José Horacio Monayar, entre otros.
         Uno de las incorporaciones de la segunda hora fue el presbítero Ramón Rosa Olmos, periodista e investigador que nos dejó la primera recopilación de todo lo publicado en y sobre Catamarca; el perfil de figuras fundamentales del clero; su Historia de Catamarca, aparecida en 1957; la Historia Contemporánea de Catamarca, lanzada diez años después por la Academia Nacional de la Historia; y su entrañable pasión de bibliólogo que lo llevo a integrar una vasta colección de libros y publicaciones que hoy constituyen la Biblioteca Municipal que lleva su nombre. 


         La Junta tuvo una tercera integración de miembros en la década del 50 del pasado siglo con los profesores Armando Raúl Bazán, Pedro Ignacio Galarza, el periodista y lingüista Federico Emiliano País (autor de los libros de fundamentación de la creación de la UNCa. en 1972), y el doctor Ramón Bonaterra.

                                 

         En la década del 60 fueron designados miembros de número los profesores Ángel Baltazar Segura, Gerardo Pérez Fuentes,     
                       
                                                    

Juan Alanís Ocampo y el genealogista Gaspar Horacio Guzmán; llegando en 1971 Federico Raúl Argerich.
         Tras dejar sendas abiertas en los caminos de la vida, la institución agregó a la pérdida de sus pilares fundacionales la de los investigadores de la segunda y tercera hora.

Así desaparecen Pedro Ignacio Acuña (+1938), Antonio de Jesús Lobo (+1942), Pedro M. Oviedo (+1954), José Florencio Segura (+1955), Cornelio Sánchez Oviedo (+1959), Armando Acuña (+1963), Luís Córdoba (+1967), Omar Augusto Barrionuevo (+1973), Salvador Narváez (+1982), Alfonso de la Vega (+1985), Ramón Rosa Olmos (+1986), Gaspar H. Guzmán (+1986), Juan Alanís Ocampo (+1986), Alfonso María de la Vega (+1993), Federico Emiliano País 
(+1995),  y Ángel Baltazar Segura



Con la impronta de “vino nuevo en odres viejas”, acuñada por Armando Raúl Bazán, la Junta trae su renovación doblemente significativa: primero con la incorporación de la mujer, y luego con variedad de investigadores.


 En la década del ochenta llegan Elsa Beatriz Ahumada de Del Pino, (1985), Elsa Andrada de Bosch (1987), Nilda Correa de Garriga (1988),  Gabriela de la Orden de Peracca (1997) y Mirta Azurmendi de Blanco (2002).


Se integran a continuación el desaparecido Félix Brizuela del Moral (1989),


Néstor Kriscautzky (1998), 
Jean Claude Samedy (1999), y Herminio Elio Navarro (1999). 
  
              

El nuevo siglo acercó a Silvio Alberto Seco (2003), Luís Navarro Santa Ana (2005), y Marcelo Ariel Gershani Oviedo (2007).


Hitos significativos en la construcción del edificio de 78 años de vida
1941: en el marco de la conmemoración del cincuentenario de la Coronación de la Virgen del Valle (1891) concreta la “Primera Exposición del Libro”, el “Salón Nacional de Arte Pictórico”, el “Salón Independiente de Pintura y Certámenes Literarios” y la “Exposición de Piezas Arqueológicas del Museo San Francisco” (hoy Calchaquí).


En este año aparece el “Primer Boletín de la Junta”, dirigido por el Dr. Alfonso María de la Vega, con continuidad hasta 1959.
El correspondiente al Año V, tiene la responsabilidad editorial del presbítero Ramón Rosa Olmos


La publicación reaparece con la edición del Año X (1990/1991), bajo la conducción de la licenciada Nilda Correa de Garriga y del doctor Félix Brizuela del MoralA partir del  2008, bajo la denominación de Revista de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca, pasó a ser regido por Luís Navarro Santa Ana, apareciendo en el año XV de su existencia con los trabajos del período 2005/2006.


1958: El “Primer Congreso Nacional de Historia”, en el IV Centenario de la Fundación de la ciudad de Londres, se lleva a cabo con la presencia de los más destacados investigadores del país. Los trabajos aprobados se publicaron en 3 volúmenes y constituyen un aporte trascendente a la historia de Catamarca.
1963: el “Ciclo de Homenaje a Ángel Vicente Peñaloza”, en colaboración con la Junta de Historia y Letras de La Rioja, plasmado en un libro que reúne la recopilación bibliográfica más completa sobre el caudillo riojano.


1967: las “Jornadas de Estudio sobre Felipe Varela”, caudillo de la Unión Americana; generadoras de la biografía del catamarqueño de Ramón Rosa Olmos, Gaspar H. Guzmán, Gerardo Pérez Fuentes y Armando Raúl Bazán, dada a conocer en 1975 por Plus Ultra.
1971: El “Segundo Congreso de Historia de Catamarca”, en 1971, en la conmemoración del sesquicentenario de la declaración de la Autonomía de Catamarca. Participaron junto a investigadores egresados de las Universidades de Córdoba, Tucumán y Cuyo, Carlos Segreti, Félix Luna, Orlando Lázaro, Oscar Luís Ensink y Ramón Leoni Pinto.

                     
1975: En septiembre se realizó el “Congreso Nacional de Historia”, sobre el tema “La situación de las  Provincias en la Época de Rosas. Fueron presentados 53 trabajos por  un calificado panel de investigadores y  miembros de número de la Junta.
                               

2002: Inicia la Junta su denodada lucha para la incorporación en la curricula del nivel polimodal la enseñanza de las materias de historia y geografía de Catamarca, anunciada como una realidad recién 5 años después.


2006: En conmemoración de sus setenta años de vida, realizó el “III Congreso de Historia de Catamarca”, 
                                  

con la publicación de los aportes realizados por investigadores locales y nacionales.

              

Con algunos apuntes extraídos de la “Enciclopedia Periodística  Catamarqueña - Quien es Quien en Catamarca, desde los Orígenes al 2013”, de los libros en preparación “Catamarca en Letras de Imprenta” y “Referenciales Culturales e Institucionales”, trate a lo largo de los cuatro aportes realizar un reconocimiento al trascendente accionar de una institución  estrechamente ligada al quehacer intelectual de mi provincia.
A modo de final, los invito a reflexionar sobre los conceptos del Presidente de la Junta, Armando Raúl Bazán, cuando dice: “Ordinariamente se cree que la verdad es patrimonio de los hombres que manejan el poder político y económico, cuyas decisiones influyen sobre el destino de una sociedad”.


“Esto es cierto en el tiempo corto, pero en el mismo tiempo largo la verdad la tienen los historiadores, quienes con su magisterio científico disciernen la verdadera importancia, el beneficio o el error de las acciones realizadas por los hombres que ejercieron el poder”.



                                                                  R. Alberto Avellaneda







        


sábado, 21 de junio de 2014

3° Aporte La Rica Historia de una Institución de Historia. Los 78 años de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca

La Rica Historia de Una Institución de Historia
Los 78 Años de Vida de la
JUNTA de ESTUDIOS HISTÓRICOS CATAMARCA
3° Aporte 
A no dudarlo, los Boletines de la Institución, 
                                     
desde aquel lejano 15 de mayo de 1935, fueron cimentando y dejando constancia del fructífero trabajo de investigación científica,                      











del movimiento bibliográfico de los
intelectuales del medio 

y de las tareas de proyección cultural que encaró la Junta de Estudios Históricos de Catamarca.

En esta tercera aproximación al accionar de la organización, entidad que siempre procuró mantenerse alejada de los movimientos e influjos del poder político del medio, 


quiero, tomando los apuntes del libro en preparación “Catamarca en Letras de Imprenta - Desde los Orígenes al 2013”, destacar algunas de la ricas producciones impresas a lo largo de los 78 años.
El Boletín del Año IX, con los trabajos realizados entre 1960 y 1968, fue publicado en 1971 bajo la dirección de Gerardo Pérez Fuentes y Gaspar Horacio Guzmán.


Incluye “Pictografías de Catamarca”, uno de los varios artículos que Ángel Baltazar Segura produjo sobre las manifestaciones culturales de los habitantes originarios que poblaron el este de mi provincia.
Recordemos la importancia del accionar de Segura, como docente e inspector de establecimiento educacionales, en los departamento de Ancasti, Capayán, El Alto y La Paz, que le permitieron conocer los innumerables aleros y cuevas con registros pictográficos.
Esas exploraciones de Ángel Baltazar en terrenos de difícil y dificultoso acceso, tuvieron en los datos y orientación de Amalio Correa Soria una orientación fundamental.

El maestro Amalio, nacido en la villa de Ancasti, al desarrollar docencia en las jurisdicciones de Capayán, El Alto, La Paz y Santa Rosa, tuvo la oportunidad de revelar entre 1905 y 1945, acompañado por los lugareños, los sitios arqueológicos de “Ampollas”, “Campo de las Piedras”, 

“La Candelaria”,


“El Vallecito”, (ahora La Toma)


“La Resbalosa”, 


“La Tunita”  
                                           

y “La Quebrada del Tipán”
           
El ancasteño, egresado en 1904 de la Escuela Normal de Maestros de Catamarca, proporcionó datos certeros sobre la riqueza de los sitios indígenas entre otros, a su colega Segura y a mi abuelo paterno Basilio Avellaneda.
Ángel Baltazar Segura, curioso, tenaz e incansable, fue siguiendo los datos del maestro Amalio, dejando registro de los sitios arqueológicos de “Ampollas”, “Campo de las Piedras” y de “La Candelaria”, en sus escritos y documentos para el Boletín de la Junta de Estudios Históricos.
Otros Miembros de Número, con posterioridad, entregaran investigaciones sobre los sitios referenciados por Amalio Correa Soria.
A partir de 1967 el arqueólogo Nicolás de la Fuente produjo artículos sobre “La Tunita”, en Ancasti; 
                           
y “El Vallecito” (ahora denominado La Toma), en Icaño.
El odontólogo y arqueólogo aficionado Omar Augusto Barrionuevo 
estudió los sitios de "La Quebrada del Tipán” y “Nana Huasi”
                      
en el cordón de las Sierras de Ancasti; 
que también serían dados a conocer en sus Cuadernos de Antropología Catamarqueña.
El arqueólogo Néstor Kriscautzky tiene investigaciones en marcha en sitios del departamento Capayán y en Babiano, departamento La Paz.
Cabe destacar que Kriscautzky, actual docente de la Escuela de Arqueología,  realizó en colaboración con el también arqueólogo José Togo, el mapeo de los sitios con reservorios de los pueblos originarios en el Valle Central de Catamarca.
                       
Fruto de esa investigación fue el descubrimiento del doctor Alberto Rex González de la Pirámide de Choya, segunda estructura en su tipo de la Cultura Aguada, ubicada en las cercanías de Huillapima, departamento Capayán.
La primera, también revelada por Rex González y considerada como manifestación única en su tipo en el país, se encontraba en el departamento Ambato en La Rinconada, lamentablemente arrasada por orden de un directivo responsable de un diferimiento agrícola para efectuar una plantación de coníferas.
                                            
A continuación del artículo de Segura, la realización editorial del Boletín del Año IX acerca el trabajo “Pobladores, Poblaciones y Poblamiento del Valle de Catamarca”, de Gaspar H. Guzmán; una nueva investigación sobre notables del clero religioso catamarqueño de Ramón Rosa Olmos  al escribir sobre “Monseñor Luís José Gabriel Segura y Cubas”; y una aproximación a “La Conquista Espiritual del Tucumán”, de Gabriel Oggierde. 
            
         El desaparecido Juan B. Alanís Ocampo es el responsable de entregar información sobre las “Nomenclaturas de las Calles de Catamarca”;  Pedro Ignacio Galarza abre opinión acerca de “Catamarca y el Pronunciamiento de Urquiza”; el investigador cordobés Efraín U. Bischoff hace su semblanza de “Don Ramón Gil Navarro, un Hombre del Interior”; y Rafael Eusebio González escribe acerca de “El Dr. Pablo G. Lorentz en Laguna Blanca, Catamarca, en 1872”.
         Un sector destacado del Boletín, y fiel reflejo de la importancia asignada a la tarea editorial, lo constituye la presencia del capítulo de Notas Bibliográficas.
    Salen las referencias del Tomo I del “Primer Congreso de Historia de Catamarca”, con sus secciones de Historia Política e Institucional, Crónicas, Ponencias y Trabajos; del Tomo II, incluyendo los capítulos referidos a la Historia Cultural, Eclesiástica, Social y Económica, libros realizados en 1960 y 1965, respectivamente.
                             
     Rafael Eusebio González es el autor de  “La Fausta Coronación de una Empresa Cultural. Con motivo de la aparición del Tomo III del Primer Congreso de Historia de Catamarca”, editado en 1967.
Gaspar H. Guzmán titula “Una ponderable obra histórica: Historia de La Rioja y Pueblos (1862-1930)”, al analizar el libro de Armando Raúl Bazán.
Federico Emiliano Pais es el responsable de destacar la trascendencia de la aparición de la “Historia Contemporánea de Catamarca”, del presbítero Ramón Rosa Olmos; y  Pedro Ignacio Galarza comenta el aporte de Rafael Eusebio González sobre  el empresario y emprendedor “Don Adolfo Esteban Carranza, el Wheelwright de Catamarca”.
         El capítulo de las Crónicas del Boletín incluyen los artículos de Juan B. Alanís Ocampo y su “Adhesión de la Junta al 256° aniversario de Santa María”; Pedro Ignacio Galarza comenta el “Primer Congreso de Historia del Tucumán”; Gaspar H. Guzmán destaca la “Presencia de la Junta en el 332° Aniversario de la fundación de Pomán”, y “La Junta de Estudios Históricos de Catamarca festejó las Bodas de Plata de su presidente, presbítero Ramón Rosa Olmos”.
                                         
            En la misma sección Armando Raúl Bazán tiene tres ponencias:
“Veinticinco años al servicio de Nuestra cultura”; “La Junta de Estudios Históricos de Catamarca en el treinta aniversario de su fundación. Valoración de su trayectoria cultural”; y “Excepcional relieve tuvo el IV Congreso Internacional de Historia de América”. Finalmente Ángel B. Segura enfatiza la trascendencia del “XXXVII Congreso Internacional de Americanistas”.
         Las Notas Necrológicas están a cargo de Ramón Rosa Olmos sobre el “Dr. Alfredo Gárgaro”; Gerardo Pérez Fuentes destacando a “Don José Torre Revello, Ejemplo de Autodidacta”; Armando Raúl Bazán a “Manuel Lizondo Borda”; y Ramón Rosa Olmos al “R. P. Fray Luís Córdoba”.
Cierro estas breves consideraciones  consignado la composición de la
Mesa Directiva de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca en el año 2009:
Presidente, Armando Raúl Bazán; Vicepresidente Federico Raúl Argerich; Secretaria,
Gabriela de la Orden de Peracca; Tesorera, Nilda Correa de Garriga; y Secretaria Mirta
Azurmendi de Blanco.

  R. Alberto Avellaneda

                                   “Enciclopedia Periodística Quien es Quien en Catamarca”